Ayer 14 de abril, se desató nuevamente la violencia en el estado de Nuevo León.

 Se han producido cuatro hechos diferentes en los que han muerto 10 personas y más resultaron  heridas.

 El primero de ellos  se llevó a cabo sobre las 16:00 de la tarde, en el que un empleado de un supermercado, se disponía a tomar el autobús, cuando  fue sorprendido por un conjunto de pistoleros que viajaban en un BMW. El empleado, de identidad desconocida, fue balaceado por los sicarios. Poco después, se produjo una gran movilización por parte de la policía y paramédicos. Minutos después el empleado muere.

Ya, sobre las 16:30 horas, se produce otro atentado por parte de cuatro hombres armados, que atacaron un automóvil con cuatro tripulantes,  tres de ellos murieron en la balacera y sólo uno quedó herido, siendo transladado por la Cruz Roja  al hospital más cercano.

La Agencia Estatal de investigaciones, acudió al lugar de los hechos para indagar en el sunto. Los cadáveres fueron trasladados y aún siguen sin identificar.

Tan sólo cinco minutos después, un joven, es acribillado en plena cuidad de Monterrey quedando tirado en la acera, como si de un insecto se tratase.  

Aproximadamente a las 16:40 horas, un comando armado, realiza otro acto de violencia en un negocio de autolavado. Afortunadamente, los elementos de Ejercito Mexicano se hicieron cargo de la situación, acordonando la zona.

Finalmente, siete hombres fuertemente armados, provocaron una masacre, llevándose consigo la vida de otras cinco personas y quedando dos gravemente heridas.

Es sorprendente cómo en menos de dos horas,  grupos de hombres armados, acaban con la vida de 10 personas. Y sólo contando la ciudad de Monterrey. 

Cómo es posible que no se den este tipo de noticias en otras partes del mundo. A caso hace falta que descuarticen o decapiten a más gente para que esto pase a ser un asunto más importante que los deportes. 

Ésta es la cruda realidad. Mañana seguirá muriendo más gente, y lo que es peor, personas que se mantiene al margen de toda esta situación, siendo sorprendidos con un balazo en la nuca, quedando tirados en mitad de la calle.